jueves, 7 de noviembre de 2013
Capítulo 3
Lorenzo se levanta del sofá y se dirige a coger la última taza de café que nos dejaron por cortesía los agentes de policía. Cuando se da la vuelta me doy cuenta de que tiene un tremendo culo, ¡Madre mía, Lorenzo!... Mi fuero interno está dando palmadas... Su voz hace quitarme de mis ensoñaciones
-Después del café tenemos que recoger todo esto, Amanda.- Se da la vuelta hacia donde estoy mientras sigo con la cara de tonta.- ¿Qué te pasa? ¿Por qué me miras así?- Me sonríe un poco confundido arqueando la ceja.
-Nada.- niego con la cabeza mientras tengo una sonrisa pegada en la cara.
Se da la vuelta de nuevo y va en busca del frigorífico, coge la leche y después de echar el café vuelve al sofá.
- ¿Por qué me observas tanto?- Pregunta mientras se sienta a mi lado en el sofá.
- Te quieres quedar aquí conmigo, se te nota- le digo mitad de broma mitad enserio.
- ¿Cómo lo has adivinado?- Está riéndose, me está siguiendo el rollo, vaya, también puede ser divertido este italiano.- ¿Piensas que voy a dejar a mi novia -recalca la palabra novia haciendo referencia a lo que dijo el agente- sola después de que intentaran robarle? No, no, no, no y no.- Río y me voy acercando más a su lado para coger mi café.
- También sé que te quedas porque así tienes estancia gratis...
Sí, estamos tonteando, se nota y a él le gusta.
- ¡Oh!, me ofendes bellísima, pídeme que me quede y me quedaré, pídeme que me vaya y me quedaré - dice dramáticamente con una mano en el pecho. Parece una escena de Shakespeare.
- No seas tan dramático, spaguettis.- Me burlo de él sin intentar ofenderle.
Me sonríe y le da un sorbo a su taza. Después de un largo sorbo me habla energéticamente
-Vamos, Amanda levanta tu sexy culo del sofá y ayúdame a recoger.
-Joder, Lorenzo, si que te afecta a ti rápido la cafeína...
- No seas graciosilla y muévete.- Me dice apretándome mi nariz con su dedo, le soplo el dedo y lo aparta.
- Lo siento, Lorenzo- me burlo y le muestro mi pie- Tengo el tobillo jodido ¿Recuerdas? Creo que te va a tocar a ti solito. Recoger. Todo.
- Qué lista eres bellísima, ya me la cobrare esta...- Se levante y lleva los vasos a la cocina. Le grito desde donde estoy.
- Vamos a la cama Lorenzo, mañana recogeremos esto, es tarde.
En cuanto me escucha se da la vuelta, apoya sus manos en el sofá, me mira y le hago una señal de sueño abriendo la boca y llevándome la mano a ésta.
- ¿Te me estas insinuando Amanda?- Sus ojos azules penetran los míos...
- ¡Qué dices!- Por un momento Lorenzo ha sido capaz de intimidarme pero no lo ha terminado de conseguir. Si tuviera bien mi tobillo creo que pasaríamos una noche un tanto movidita- Estoy cansada, son muchas emociones para un misma día.- Intento disimular mis colores.
- No, ahora enserio, yo puedo dormir aquí en el sofá, tú deberías dormir en tu cama sola y descansar.- Su cara tiene un tono de preocupación.
-No Lorenzo, vamos, que no va a pasar nada, la cama es grande y hay espacio. Ni siquiera nos rozaríamos.- Mi mente perversa piensa que podría pasar si tan siquiera me rozara con este individuo. Salgo de mi mundo rápidamente antes de que se me note que babeo perdidamente por él.
- Como quiera la señorita, pero luego no me digas que no te avise que no descansarías bien...-No sabes bien las pocas ganas que tengo de descansar. Prefiero gastar todas las fuerzas que me quedan contigo. Hoy. En mi cama.
Me coge en brazos, yo me enrollo de nuevo en su cuello, que como antes, desprende un olor a hombre que me vuelve loca. Mientras, yo estoy alucinando por estar encima de él, aunque sea en brazos, sin hacer nada. Lorenzo parece que está en un circuito, está esquivando todo lo que ha desordenado ese hijo de puta.
Mañana será un día muy largo. Tendré que llamar al trabajo para decir que no voy, o mejor dicho, que no apareceremos por allí.
Lorenzo me posa en la cama con cuidado mientras busca algo para sostener el pie.
-Con esto bastará.- Dice con un cojín en la mano, enseguida me mira en dirección a unas de las rajas de mi cara y ve que la gasa que tengo colocada está empapada.- Debería cambiártela, Amanda.
- Tienes razón. En el baño tengo gasas y betadine, tráemelo por favor.- Le pido con mi sonrisa convenida.
Seguidamente, sale del cuarto y supongo que va al baño a recoger lo que le dicho. Mientras llega, me acomodo mejor en mi cama y empiezo a tener las visiones pero con lagunas de lo que ocurrió antes.
Intento recordar esos ojos. ¿De qué me suenan? ¡Joder! ¿Quién coño será? ¿Para qué quiere mi dinero? Mejor olvidarlo.
Pienso que gracias a Lorenzo no pasaré miedo esta noche. Si no estuviera él aquí no creo que me hubiese quedado sola en casa, no podría y no creo que pueda hacerlo por mucho tiempo. Tengo apariencia de dura pero luego con nada me hundo. Aunque esto no es ninguna tontería. Ahora mismo debería estar hundida y muerta de miedo, pero con él a mi lado me siento protegida y se me apetece hacerle algo a Lorenzo.
-¡Amanda! - un grito de Lorenzo me quita de mis desvaríos.
- ¿Qué te pasa Lorenzo?- le pregunto. Joder, sí que tarda.
- ¿Dónde están las gasas? No las encuentro por ningún lado- En fin, hombres, estos hombres que no suponen nada. ¿Dónde van a estar, querido Lorenzo?
- En el segundo cajón de la derecha- le digo con un suspiro.
Mis pensamientos de los hombres es que son literales, no hay nada más simple que un hombre, si quieres algo no te andes con rodeos y sólo díselo tal y como es.
En unos segundos vuelve. Se acerca y deja el betadine y las gasas encima de mi desordenada mesita de noche. Poco a poco en silencio los dos, se acerca.
- Ten cuidado, quizás esto duela.
Me jala de las gasas poco a poco, duele un poco pero no tiene ninguna comparación con la herida. Moja el betadine en el algodón y lo posa sobres mis puntos de la cara, hago un breve sonido de dolor pero enseguida me repongo.
- Vamos, pequeña esto no es nada.- Me anima.
Sus palabras me hacen sentir un cosquilleo en mi barriga, y creo que mi nariz se esta poniendo roja de vergüenza. Lo conozco hace nada y se está portando mejor que muchas personas que conozco hace mucho.
- Ya esta, todo bien. Ahora te pongo de nuevo la gasa y listo. Mañana te curo la de abajo porque de momento está bien..
- De acuerdo. -Lo deja todo encima de la mesa.
- Mañana lo recojo, no te preocupes.
- Lorenzo, sal de la habitación un segundo.- me quiero poner mi pijama y no tengo ganas de que me vea desnuda, bueno me muero porque me vea desnuda pero no así, que estoy dolorida.
- ¿Por qué, Amanda, me echas?- se ríe.
- No, hombre, voy a ponerme mi pijama para dormir.- Le respondo.
- ¿Quieres que te ayude? No me desagradaría. Por cierto, ¿no tienes que ducharte? También puedo ayudarte- ríe de nuevo, es un amor de hombre.
- ¡Anda tonto sal, ya! ¡Y sí te estoy echando! ¡Fuera, fuera! - Seguidamente cojo el cojín que me puso en mi pierna y se lo tiro a la cara.
- Bueno, bueno... Pero no te pongas muy sexy que ya sabes que no puedes moverte mucho.- Guiña un ojo y sale de la habitación riéndose.
Este italiano lo tiene todo: es guapo, atractivo, rico, tiene humor, es bueno. ¡Joder! ¿qué más se puede pedir? Este hombre es para mí, sin duda. Debe de haber caído del cielo y debe tener mi nombre en su pecho tatuado, debería tener puesto: PROPIEDAD DE AMANDA.
Hago un esfuerzo para levantarme y voy hasta mi armario como puedo medio cojita. Abro el armario y cojo mi mini camisón de seda verde que hace juego con mis ojos. Me quito el sujetador y mis pezones se notan a través del camisón. Me miro al espejo de mi habitación. Aún con mi moratón en mi cara y mis rajas estoy muy sexy. Eso me gusta, espero que le guste a él también, por lo menos podrá agradarse la vista.
- Ya puedes entrar, Lorenzo.- Le grito e intento poner una pose sexy para cuando entre, creo que sabe que me lo tiraría sin más para pasar un buen rato y creo que es mutuo, o quiero creer que el también lo haría.
Se escucha un largo silbido desde la puerta...
- ¿No estabas maniatada hace apenas una hora? ¿Quién lo diría? Madre mía… ¿Quieres que duerma tranquilo a tu lado? Lo haces aposta, ¿verdad? Como sabes que no te puedo ni tan siquiera tocar, me haces esto.- Está con los ojos abiertos y ahora es él el que esta babeando. ¡Sí! Le pongo tanto como él a mí. Estoy radiante de felicidad.
- Ahora me toca a mí. Yo no tengo pijama ni nada así que lo siento, me tendré que quedar en calzoncillos.- Dice esto y empieza desabrochándose su camiseta gris y deja a la vista sus abdominales marcados y sus brazos musculosos. Tiene la tan apreciada forma de V en su ingle. ¡Joder! ¡Como me pone esa V, dios mío, Lorenzo! Si sigue así creo que moriré ahogada. Sí, lo sé, he sido muy bruta pero es como lo siento. Mi pepito grillo interior estaba echándome la bronca por lo dicho. No debes ser tan mal hablada Amanda, decía.
Se da la vuelta para dejar su camisa encima de un sillón que tengo en mi habitación y veo su ancha espalda, este chico es perfecto. Para mi tiene todo lo que busco en un hombre, y no me canso de decirlo. Después de posarlo encima del sillón, empieza a bajar los pantalones de color azul oscuro, y deja ver la marca de sus calzoncillos. Creo que se habrá puesto sus mejores calzoncillos porque creía que iba a ver tema esta noche. Sus calzoncillos son de la marca Dolce & Gabanna y lo sé porque el logotipo de la marca viene en la cintura. Son caros, costaran aproximadamente 80€ cada calzoncillos. Aunque mi lencería tampoco se queda atrás. Total, podemos permitírnoslo.
Cuando acaba de quitarse toda la ropa, se acuesta a mi lado en la cama y se acerca poco a poco. Yo me giro y ambos estamos mirándonos a la cara. Tiene un corte de cara perfecto y esos ojos... me vuelven loca.
- ¿En qué piensas?- me dice tranquilamente, me ha pillado desprevenida, estaba pensando en el pero no se lo diré, no quiero que sepa que me tiene tan a tiro. Soy una chica difícil. Aunque no lo parezca.
- Nada, sólo pensaba el día de hoy, que ha sido movidito- le digo suspirando.
- ¿Te encuentras bien? Te veo distraída.
- Sí, estoy bien, ¿estás cómodo?-le pregunto. Quiero que este lo más cómodo posible, por lo menos que se lleve un buen recuerdo de mi cama aunque no le hayamos dado uso.
- Sí, no te preocupes bellísima.- Mientras dice esto me coge un mechón de pelo que tengo al lado de la cara y me lo echa para atrás. Cuando me toca los cosquilleos vuelven a aparecer.
- Amanda, es muy tarde deberías dormir, mañana llama al trabajo y cuenta todo lo sucedido y cógete unos días libres, que te vendrán bien.
- Sí, lo haré - afirmo y sin más se acerca y me da un beso en la frente.
- Duerme bien, reina.-los colores vuelven a aparecer y para que no se dé cuenta me doy la vuelta. Parezco una niña de quince años pero es que es irremediable.
Me gusta, me atrae o como se diga, sé que me lo tiraría pero también pasaría momentos buenos con él. No solo me gusta para la cama. Me contradigo, es decir, mis sentimientos se contradicen. Apenas lo conozco y sé que pasaría una noche con él sin tirármelo y también sé que me lo tiraría como si nunca lo hubiera hecho con nadie.
En menos de lo que me espero estoy durmiendo, la verdad es que estaba bastante cansada después de mi tan nombrado día.
Tengo un sueño, en mi sueño empiezo a recordar todo lo pasado esta noche. El golpe, los cortes, los insultos... y por supuesto esos ojos. En mis sueños intento recordar porque me suenan esos ojos. Esos ojos tan fríos los he visto, alguna vez los he visto. Me recuerda tanto a alguien, pero no sé quien es en estos momentos.
“Pequeña puta, perra, ¿dónde está el dinero?” y demás están resonando en mi cabeza haciendo de eco. Se repiten una y otra vez como si de una película se tratara. De repente oigo mi nombre: “¡Venga, Amanda! ¡¿Dónde está el dinero, joder!?” ¡¡Es verdad!! Sabia mi nombre, ese ladrón, asesino y violador sabia mi nombre, o sea me conoce y conocerá todos mi pasos. Tengo miedo.
Me despierto con un grito ahogado, sudando, y exhalando fuertemente, Lorenzo al verme así se preocupa y me despierta.
- ¿Estás bien, Amanda? Joder me has asustado- tiene cara de dormido pobrecillo.
- Nada no te preocupes una pesadilla, sigue durmiendo, miro en dirección hacia donde está el reloj, apenas con las 5 de la mañana.
-Ven, acércate...- me voy a su lado, me vuelve a besar la frente y me abraza.
Abrazados nos quedamos dormidos de nuevo, aun con todo el calor que hace seguimos unidos por nuestros cuerpo.
Tengo las ventanas cerradas, y la sabana echada por encima. No sé si pensare que la sábana es un escudo que nadie puede atravesar pero me siento más segura si estoy tapada. Creo que moriré asfixiada...
A las 10 y media me despierto y busco a Lorenzo en mi cama, pero no está. Tengo ganas de verlo, me levanto de la cama aún dolorida por mi tobillo y mis cortes. Voy en busca de él a la cocina, quizás esté desayunando.
Cuando abro la puerta de la habitación me paro porque me llega un delicioso aroma, huele a creps y a batido de chocolate, también hay un olor a canela pero no se que puede ser.
Salgo de la habitación, pero antes de ir a la cocina voy al baño, mis instintos primarios me reclaman. Deberé peinarme para que Lorenzo me vea en condiciones y no salga corriendo del susto.
Después de ir un momento al baño, ese baño que me hace recordar lo pasado, me lavo las manos y me peino. Me miro en el espejo y me veo reflejada hace unas horas, maniatada y con un moratón en el ojo y con cortes.
El moratón y los cortes aun duelen y mi tobillo esta hinchado como una pelota. Ha empeorado.
Salgo del baño y voy a la cocina a paso de caracol, no puedo ir más rápido porque me duele. Nada más entrar Lorenzo me recibe muy cariñosamente y yo más aun porque veo que ya está todo casi recogido y muy limpio, mucho más limpio de como yo lo dejo. Si es que soy un desastre, no soy ordenada y tampoco sé hacer bien de comer. Todo lo tengo yo. Crep que por eso el de arriba se ha portado bien trayéndome a este dios a la tierra, para que compense todo lo que yo no sé hacer.
- Dormilona, ¡Por fín! Iba a despertarte ahora mismo con el desayuno.
-Huele que alimenta, y además esos creps tiene una pinta increíble, tengo nutella en la despensa si lo untamos estará mas rico aún. Y no sabía que tenía batido de chocolate en casa.- Le digo un poco extrañada.
- Y así es. No lo tenias, por eso salí a comprar esta mañana.-Me responde mientras me da un pequeño toque en la mano cuando iba a coger un trozo de creps.- Para , paciencia mi querida Sparks-.
Le pongo cara de niña enfadona. Me voy a coger los vasos y los llevo hasta la mesa. El viene detrás con los creps, los batidos y la nutella en una bandeja.
- ¿Qué era ese olor a canela?-Estoy intrigada porque solo ha traído eso y no lo de canela.
- Ah, eso es para después de que te comas esto, son natillas.- Me responde satisfecho.
- Se te da bien la cocina, ¿Verdad?-Es completo, no me cansaré de alabarlo. Creo que este dios estará ya cazado no me creo que no tenga novia o mujer o algo. Porque gay no es, eso es seguro.
-Si la verdad es que si, además me gusta, mi madre me incitaba a cocinar de pequeño.-Me está contando cosas de él de pequeño, eso es bueno, significa que le importo algo.
Mientras, cojo un creps y lo voy untando con nutella. Cuando me lo meto en la boca y empiezo a masticar me dice:
-Roncas.- Lo dice con un tono de risa y verdad.
Yo, que no me esperaba ese comentario para nada estoy tosiendo y peleando para no morir ahogada por un creps, para bajarlo bebo batido.
-¡¿Qué estás diciendo?! Yo no ronco, nunca he roncado y ahora menos que estabas tú -me pongo roja parezco una niña pequeña ahora reprochando lo que me ha dicho.
- Si lo haces, te he grabado con el móvil.- Ríe a carcajadas por ver como se ha quedado mi cara. Yo toda roja con la boca abierta y los ojos más abiertos aún me quedo sin habla.- Es broma, Amanda, bueno del todo no...- Ríe de nuevo, este hombre es un poco complicado. Yo frunzo el ceño para obtener una respuesta.- quiero decir, suspiras fuerte no roncas.
- Ya, lo que tu digas Lorenzo, tu ganas ronco más que una vaca.- Le digo en tono de risa.
- Las vacas no roncan, mugen- me corrige, creerá que no lo sé.
- Me estas poniendo de gorda- le contesto rápidamente
- Oh, no Amanda no, da igual vamos a dejarlo, come ya vaquita mía- y se ríe a carcajadas muy sonaras. Qué pedazo de cabrón es. Me rio con él.
De fondo se escucha una música muy cursi y caigo en la cuenta que es mi móvil, rápidamente me levanto como puedo y lo cojo, es mi madre .Oh no, mi madre, se me había olvidado llamarla estos días, ya verás que bronca me va a dar. Soy hija única, por lo tanto es normal que este tan encima.
- Es mi madre- le digo a Lorenzo.
- De acuerdo, yo voy recogiendo esto, ve hablando con ella no te preocupes.- Me dice cariñosamente y yo se lo agradezco. No tengo ganas de decirle a mi madre que estoy aquí en casa con un hombre que apenas conozco después de entrarme a robar.
- Hola mama.- Le digo, cojo aire y espero la que me va a dar.
Después de una corta charla con mi madre y con el broncazo que me ha dado, que si donde estoy metida, que porque no le cojo el teléfono, que porque no la llamo, que no es ninguna amiga que es mi madre y tiene que saber de mi. En fin lo que todas las madres suelen decir. Le he contado todo lo que me ha pasado y me dijo que vendría pero le dicho que estaba acompañada y parece haber cazado mis indirectas. No me extraña que se acercara por aquí porque mi madre con lo descarada que es ella es capaz de sacarle todo el patrón al pobre de Lorenzo.
También me ha dicho mi madre que hace poco mi padre a salido de la cárcel. La historia de mi padre es un poco larga de contar y es difícil, no tengo ganas de recordarlo ahora.
Pican a la puerta y no sé de quién se puede tratar. Lorenzo abre la puerta y son dos nuevos agentes de policía. No se me va a ocurrir preguntarle si quieren café, porque más que nada no tengo o ahora que lo pienso no sé si Lorenzo compraría también.
- Hola, tenemos que hablar con la señorita Sparks.- le dicen seriamente. Lorenzo me mira y asiento con la cabeza para que los deje pasar pero me hace un señal mirándome de arriba abajo queriendo decir que me ponga alguna ropa mas tapada, yo le hago poco caso, total no estamos juntos dejémosle que se cele porque otros me miren babeando.
Cuando entra los dos policías hacen exactamente lo que tenía pensado, babean como caracoles.
Uno intenta hablar pero me mira de arriba abajo analizando hasta la última esquina de mi anatomía
- Se- señorita Sparks, tenemos que preguntarle un par de cosas más.- me dice uno tragando saliva intentando desviar las miradas de mi pecho.
- Adelante- le digo mirándole firmemente, me encanta ver a los hombres así.-Por cierto, no tengo café...
Uno de los policías que venia ayer, el mas gruñón se da cuenta que lo digo por el y se pone un poco nervioso, aunque no hace nada.
-Esto es un apartamento de alto standing por lo tanto suponemos que hay cámaras que graban quien entran y quienes salen.- Mi mente cae en la cuenta de que es verdad, que yo no puse las cámaras en mi casa pero si se pusieron en la entrada tanto del garaje como en la entrada principal.
- ¡Sí! - respondo animada y rotundamente.
- ¿Y esas grabaciones dónde están?-dice uno de los agentes.
- Las tiene el portero, vamos a buscarlas.-les digo a los agentes mirando a Lorenzo que sale del cuarto con los pantalones sobre puestos sin abrocharse los botones. Está verdaderamente sexy.
-No puede buscarlo ni verlo aún usted señorita, antes tenemos que llevárnoslo y analizarlo nosotros y luego la llamaremos- me avisa el agente.
- Vale. ¿Tardaréis mucho en enseñármelo?- le digo impacientemente
- No lo sabemos, solo pedimos paciencia, hacemos todo lo que podemos, no es el único caso que tenemos.- Me dice el de ayer un tanto borde.
- Pero este es importante, ¿A que sí?- dice Lorenzo mientras le entrega un papel firmado por el a los agentes para que hagan su trabajo antes, yo me quedo boquiabierta y los policías al mirarlo también y cambia su carácter
- Sí señor, lleva usted razón es un caso que hay que resolver lo antes posible, adiós. Os llamaremos cuando sepamos algo- Dice mientras se dan la vuelta para irse.
- Que sea leve la espera.- Le advierte Lorenzo. Este chico como me pone. Hace las cosas a su manera y le sale todo bien. Es el dios de la prepotencia.
Mi móvil empieza a sonar de nuevo pero esta vez es un mensaje .Cojo el móvil y abro el mensaje, es desconocido y llamo a Lorenzo para que lo lea conmigo. Mi intuición o mis suposiciones me dicen que no va a ser bueno. Lorenzo se acerca rápidamente y se coloca a mi lado para leerlo.
<< Pequeña perra, llorabas como una puta anoche, te has escapado por los pelos, la próxima vez no te escaparas y pagarás por todo lo que me han hecho. >>
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Pobre Amanda, quien será el tipo que la amenaza, me imagino que tiene algo que ver con el asunto de que su papá estuvo en la cárcel. Lo bueno es que no está sola, que Lorenzo está con ella y sospecho que no se alejará tan fácil.
ResponderEliminarMuchas gracias por el capitulo Rachel, veremos como avanza esta pareja, son muy divertidos.
Nos leemos pronto, saludos.
Muchas gracias linda por leerme siempre. Te lo agradezco. Mil besos.
ResponderEliminarPD: si tienes un blog dejamelo escrito para seguirte.
Hola me a enganchado la historia ufff esta super bien la historia me encanta y lorenzo ayyy es un cielo con ella. Yo quiero saber quien es el que la secuestro y le hizo eso espero que lo cojan pronto. Mary
ResponderEliminarMuchas gracias Mary. El capitulo 4 ya esta subido :) Sígueme si quieres en el fanpage de facebook linda :) Mil besos
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